Tus pupilas, tus labios, tu olor

Cierro mi vista, y percibo

Tus pupilas.

Carentes al sentido de verlas una sola vez,

sumergidas en un otoño inmortal, 

una llanura de bastos bosques milenarios,

forjadas de luz y castaño abismal.

Tus labios

Finos y delicados cómo alas de mariposa,

que de tus plieges surgen chispas de deseo,

e impregnados de ímpetu.

Tu olor.

Un perfume ténue de flores secadas al sol, 

de nieve virgen en un bosque inaudito,

de hierba fresca de verano, 

de gotas de agua de una lluvia de invierno gélido.

Qué hacer, cuando ya es demasiado tarde.

Y cuándo, si me tiembla el pulso en mirarte.

Y cómo no amar, si mis gestos inoportunos ya me traicionan.